De ícono de los 80 a sanadora: El radical giro de Marcela Osorio lejos de la TV

Marcela Osorio es un nombre que resuena con fuerza en la memoria colectiva de Chile. Su rostro definió una era en la televisión y el cine nacional, consolidándose como un ícono de belleza y talento durante las décadas de los 80 y 90. Sin embargo, en 2025 se cumple una década desde que la actriz decidió cerrar su ciclo en las teleseries para emprender un camino completamente diferente, alejado de los focos y guiones.
Su carrera despegó en 1983, cuando fue elegida por el propio Antonio Skármeta para protagonizar la película "Ardiente paciencia". Pero fue en 1987 cuando su fama explotó con el filme "Sussi", un papel que la inmortalizó en la cultura popular y donde compartió pantalla con la legendaria Myriam Palacios.
Con la llegada del nuevo milenio, su presencia continuó vigente en la pantalla chica a través de producciones tan recordadas como la serie "Los Venegas" e "Infieles". Su último rol estable en una teleserie fue en "Volver a amar" de TVN, en 2014.
Tras esa última participación, Marcela Osorio reorientó su vida hacia un propósito distinto: el bienestar de los demás. La actriz inició estudios formales en medicina china, logrando una especialización en acupuntura, una disciplina ancestral que hoy se ha convertido en su principal ocupación.
Actualmente, se dedica a ofrecer tratamientos de salud alternativa, aplicando sus conocimientos para aliviar dolencias y mejorar la calidad de vida de sus pacientes. En una entrevista concedida a La Cuarta hace unos años, expresó la profunda satisfacción que le brinda su nueva labor.
"Me siento muy agradecida de tener en las manos una herramienta como la acupuntura para poder ayudar a las personas", afirmó la actriz.
Su compromiso con esta práctica la ha llevado incluso a trabajar en el sistema de salud público. Según reveló a Página 7, Osorio aplica esta terapia a pacientes en el Hospital de Urgencia Asistencia Pública, la ex Posta Central, demostrando una vocación de servicio que va más allá de una simple consulta privada.
Pero su transformación no se detuvo ahí. Paralelamente a su desarrollo como terapeuta, Marcela ha explorado un profundo lado artístico a través de las artes manuales. Se sumergió en talleres de cerámica y porcelana, una pasión que le ha permitido canalizar su creatividad en piezas únicas, que incluyen desde murales y trabajos en torno hasta objetos decorativos.
Así luce actualmente Marcela:
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