[COLUMNA] Ignacia González: Sopaipillas con pebre, 100% chilenas
Septiembre es sinónimo de 18, fondas, terremotos y sopaipillas con pebre. Sin embargo, estas últimas se pueden disfrutar todo el año.
La palabra sopaipilla es un chilenismo proveniente de la palabra "sopaipa", traída por los árabes a América. Sabemos que no somos los creadores, pero sí, como muchas comidas, nos adueñamos de la preparación y la hacemos nuestra.
Con zapallo como ingrediente principal en la zona central o sur, las sopaipillas hoy en día se venden en cientos de carritos a lo largo de todo el año. Con pebre o mostaza en los meses de calor, o "pasadas" sobre salsa de chancaca en los meses de frío, sabemos que en todos los rincones de Santiago, podemos disfrutar de algo que nos caracteriza.
Rápidas de preparar y de bajo costo, es un aperitivo o acompañamiento que no pueden faltar.
SOPAIPILLAS
500 grs de zapallo amarillo
Sal de mar
Pimienta
Aceite de oliva
2 ½ tazas de harina con polvos de hornear
4 cucharadas de mantequilla
Aceite de Canola
Partimos cortando el zapallo en cubos y sazonamos con sal, pimienta y un poco de aceite de oliva. Ponemos nuestros cubos aliñados sobre una fuente para el horno, ojalá de vidrio o de teflón para que no se pegue y cocinamos a temperatura media por 30 minutos o hasta que estos estén blandos.
Luego molemos con un tenedor o prensador de puré. Para obtener una pasta más suave y sin hilachas, se puede pasar por cedazo o un colador.
Todo este proceso, se puede evitar si se compra un tarro de puré de zapallo listo, pero claramente, no tiene el mismo sabor caramelizado y natural que el que acabamos de hacer.
Una vez que el puré tenga la consistencia deseada, lo ponemos sobre un bowl hondo y le agregamos la harina cernida. Cernir, es pasar la harina (en este caso) por un colador para que esta no genere grumos al ser mezclado con un ingrediente húmedo.
Mezclamos y agregamos la mantequilla derretida. Si la consistencia es muy mojada, hay que agregar un poco más de harina hasta que la masa no se pegue en los dedos.
Espolvoreamos el mesón con un poco de harina y uslereamos la masa hasta dejarla de 0,5 o 1 cm de espesor. Cortamos con un corta pasta redondo y las pinchamos con un tenedor pasando hacia el otro lado. Esto ayuda a que la masa no se infle en exceso.
Cuando hablamos de usar un corta pasta, es básicamente un utensilio que ayude a cortar la masa. Puede ser un vaso o simplemente hacer los círculos con un cuchillo. El secreto acá, es mojar el borde del cortador con aceite y luego pasarlo por harina, así la masa de la sopaipilla, y cualquier masa se desprenderá fácilmente.
Calentamos el aceite, ojalá de Canola que es uno de los mejores aceites para freír, ya que tiene un punto de humo alto (temperatura en la que se descompone y produce humo negro azuloso) y freímos por 1 o 2 minutos por lado.
Hay que tener cuidado con los aceites que se usan para cocinar. Los ácidos grasos que contienen pueden descomponerse y alterar la estructura química produciendo sabores desagradables y perdida del valor nutricional, entre otros. Los aceites donde predominan los ácidos grasos mono insaturados, como el oliva no virgen, maní y canola, son más estables y pueden ser reutilizados.
A medida que vayamos friendo las sopaipillas las vamos dejando sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite y dejamos reposar.
PEBRE
2 tomates
2 cucharadas de cilantro fresco
½ cebolla morada
½ ají verde
1 diente de ajo
Sal de mar
Pimienta fresca
Aceite de oliva
1 limón
Toda la magia del pebre esta en cortar los ingredientes lo más parecido posible y no muy grande. Así en una cucharada, podemos tener todos los sabores presentes.
Dicho esto, cortamos los tomates conservando las pepas (pelar o no pelar el tomate es decisión de cada uno; yo prefiero con). Reservamos.
Lavamos el cilantro y lo secamos con papel absorbente. Luego lo picamos o cortamos con tijeras de hierbas, esas que viene con tres filos y nos hacen el trabajo tanto más fácil. Agregamos al bowl con el tomate.
Pelamos y cortamos la cebolla. Acá tenemos que ayudarnos entre todos a darnos secretos de naturaleza para evitar llorar. Mis favoritos son abrir la llave del agua fría y dejarla correr mientras trabajo. Es poco amigable con el medioambiente eso sí. Si no, me gusta morder un palito de fosforo.
Juntamos con los ingredientes anteriores.
Con el ajo y ají verde, los partimos por la mitad, desvenamos, picamos y mezclamos con el resto.
Finalmente aliñamos con sal, pimienta, aceite de oliva y un chorrito de jugo de limón recién exprimido. Probamos y rectificamos cantidad de ingredientes mezclados para que ninguno sobresalga más que el otro. Tenemos que buscar el equilibrio en los sabores.
Los invito y desafío a que se metan a la cocina y prueben con los ingredientes que tienen en la casa o sean sus favoritos. Hagan que todas las recetas Chilenas sean propias de cada uno y agréguenle su sello personal.
Fotos: Chakula.cl