[COLUMNA] #MuyPersonal Pati Calfio: ¡OJO con la depilación láser!
El resultado de la experiencia a veces depende del del entorno y las personas, más que de la tecnología en sí.
He probado diferentes métodos para deshacerme de los pelos mes a mes, pero la depilación láser era algo que temía un poco. Alrededor de 5 años atrás conocí a una modelo que, antes de salir a la foto, se demoró una eternidad en el probador. No sabíamos qué pasaba, y después de varios intentos logramos que saliera. Su hermoso cuerpo blanco amarillento ahora tenía un tono zapallo, la cara blanca y los dedos marcados a la altura del cuello, además de toda su ropa manchada con esta crema "azapallada"...
Nos confesó que en su segunda sesión de depilación con láser (en una clínica especializada), le habían quemado las piernas. Pudimos ver que tenía los poros de un color entre morado y rojo y de un tamaño muy superior al normal. Ella, para "camuflar" esta situación se aplicó autobronceante, lo que empeoró todo. Dijo que en la sesión sintió dolor y le explicaron que era normal, le aplicaron cremas y hielo, pero en su casa tuvo que sumergirse en una tina de agua con hielo y sus padres finalmente demandaron a los responsables.
Llegó el momento de superar las historias ajenas y decidí lanzarme a los servicios de Lasertam Vitacura. Googlié y estaban limpios de reclamos, lo que me dio seguridad y compré 2 packs de 6 sesiones cada uno.
En el lugar no hay estacionamiento, pero como tenía ánimo, me fui a recorrer las calles del sector. Sin éxito, llamé por si tenían algún consejo, y una secretaria con voz somnolienta, muy displicente, me dice que no tiene solución, que las clientas siempre tienen el mismo problema y que hay un estacionamiento abajo, pero que es de otra tienda. Finalmente, me dice "cuénteme si viene o no porque ya está atrasada 5 minutos y no la podemos esperar más, después viene otra clienta y no nos podemos demorar". Ante esa respuesta, confieso que sentí la rabia subiendo por mi cara y cancelé la cita.
Decidí escribir un mail y, en un par de minutos, la dueña del lugar me llamó para disculparse y regalarme una sesión de repaso por el mal rato, la cual acepté guiada por las referencias que tenía. Cuando logré ir a la primera sesión, le hice una pregunta a la encargada de aplicar el láser y su respuesta fue: "¿pero cómo, no le dijo eso ya la secretaria en su evaluación?". Yo no sé si tengo una expectativa muy alta con respecto al servicio al cliente, pero ese tipo de respuestas me parecen insólitas, además de poco amables y, recordando la experiencia con la secretaria y el estacionamiento, está claro que no solo deben capacitar a la gente si va a tener contacto con el público, sino que también transmitirles el "espíritu" del lugar.
La sensación del láser es incómoda. No sé qué área abarca realmente el cabezal de la máquina, o cómo se da cuenta la kinesióloga que no ha dejado un lugar sin depilar. Y, según lo que pude ver en el espejo, una de las áreas que más me interesaba eliminar, durante la primera sesión no la tocaron.
Llegó la tercera sesión y me cambiaron la hora -creo- que en tres oportunidades. Uno de los cabezales estaba malo, tenían que importarlo y no tenían fecha, por lo que me ofrecían ir a otros centros, pero me quedaban muy lejos, y decidí esperar. Sentada en la camilla veo como una kinesióloga le enseña a otra cómo usar la máquina nueva, es decir, yo sería el experimento, ¿raro o no? No sé por qué, pero me quedé. De un momento a otro, la máquina se apagó antes de comenzar la sesión y, mientras yo seguía en la camilla, veía cómo todas las trabajadoras intentaban resolver el problema. Pensaban en ir a Homecenter a comprar un enchufe, rogaban porque no las fueran a culpar y yo ahí sin entender cómo nadie me daba una explicación.
Me atendieron con otro cabezal para la segunda zona que elegí, cuello posterior, cuando siento un dolor y ardor fuerte y le digo que en verdad me duele bastante. Ella me dice "es normal, hay que subir la intensidad en esta sesión". Pensé OK, quizás estoy muy sensible. Generalmente la piel me quedaba enrojecida por media hora, pero en la noche me saqué una foto y pude ver que me habían quemado.
Escribí un mail adjuntando las fotos, se demoraron 3 días en responder que me reembolsarían los gastos del dermatólogo y de la crema que me recomendaban aplicar. En ese momento pensé que era una broma tener una respuesta tan liviana.
Luego de dos semanas, recibí un llamado de la dueña explicando que no estaba en Chile, pidiéndome que les diera la última oportunidad por todos los malos ratos anteriores y regalándome otro pack de 6 sesiones.
Ya en la quinta sesión puedo decir que, en cuanto a los pelos, se eliminaron en un 80% de las zonas que elegí, todavía quedan algunos más resistentes supongo.
Me quedo con una impresión poco clara: se me cayó una luz en la cara mientras estaba en la camilla, me aplicaron un factor solar de mala calidad en las dos primeras sesiones y creo que, si mejoran el servicio al cliente, por lo menos tendría otra disposición hacia el centro.
Si entendieran que no tengo la experiencia previa y que voy a tener muchas preguntas porque es un servicio que pretende mejorar un aspecto estético, pero con el que se corre el riesgo de una quemadura, tal como me pasó, por supuesto me interesará conocer el proceso.
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