[COLUMNA] Sofía Calvo: La moda de las no tendencias
Todos podemos ser tendencia con nuestra actitud, postura y visión hacia la industria de la moda y el consumo, cuya primera vitrina privada está en nuestro clóset
Pensar en las tendencias como esas guardianas del "deber fashion" en plena segunda década del siglo XXI, me parece demodé y hasta ingenuo. Entonces, ¿cuál es su valor en la era de la interconexión? La clave está en la insubordinación y nuestro nuevo rol como ciudadanos–consumidores. Pero antes un preámbulo...
La moda es una industria que se mueve con tiempos de producción abrumadores y dinámicas de consumo que la obligan a "delimitar" el futuro. Por ello, con casi dos años de anticipación y un levantamiento integral de información de diferentes fuentes y rubros, las consultoras especializadas le entregan a las marcas las guías, que les permitirán diseñar sus colecciones en sintonía con la realidad circundante. ¿La promesa? Su público las amarán.
Esos "nortes" también llamados tendencias, tienen ciclos cada vez más cortos y repetitivos. Y tienen la particularidad de hacernos creer que siguiéndolas, tendremos "onda", seremos cool, aunque al final del día nos lleven a todos por el camino de la uniformidad.
No obstante, en plena era de la interconectividad y colaboración, estos antiguos oráculos han perdido relevancia, relativizando no sólo su utilidad, sino también el grado de influencia que tienen en el consumo. De hecho, Li Edelkoort una de las analistas (pronosticadora) más respectadas del sector, les puso una lápida en Design Idaba 2015.
Por lo mismo, hoy la tendencia es la insubordinación fashion, la capacidad de vestirse de acuerdo a nuestra identidad sin sentirnos presos por lo que debiera ser "lo apropiado" para la temporada.
En este sentido, el ciudadano–consumidor debería obviar los parámetros en cuanto a estilos, siluetas y/o colores, y dictar con fuerza las "formas de hacer", demandando responsabilidad y transparencia en los procesos y, por ende, productos que convivan entre lo bello, lo justo y lo ético.
En este siglo estar "a la moda" es consumir con conciencia y de acuerdo a quienes somos o queremos ser, no a lo que nos definan "dictadores" silenciosos, cuyos espejos siguen pegados en los paradigmas de otras épocas.
Nosotros podemos ser tendencia, con nuestra actitud, postura y visión hacia la industria de la moda y el consumo, cuya primera vitrina privada está en nuestro clóset.
¿Cuán orgullosos estamos de esas prendas que cuelgan de él? ¿Es realmente su conexión con las tendencias lo que les da valor?
¿Te animas a revelarte y consumir desde la responsabilidad más que la tendencia? Tú tienes el poder para hacerlo y enterrar con dignidad a esos "profetas de tela", que hace rato agonizan entre las costuras.
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