[COLUMNA] Sofía Calvo: La transparencia en la moda: necesidad de vida o muerte
Si en otros aspectos de la vida, la sociedad exige transparencia...¿qué hacemos con la moda?
Los consumidores – ciudadanos demandan transparencia. Se aburrieron de las colusiones de precio, de productos chantas y los "pillos" de turno. Sin embargo, todavía les queda exigir con más fuerza cómo han sido creadas las prendas que visten. Hoy esa pregunta es una necesidad de "vida o muerte". En las próximas líneas te contaré por qué me atrevo a afirmarlo.
En el concierto latinoamericano, Chile se enorgullece de sus primeros lugares en los rankings de transparencia internacional. Si bien, los últimos episodios de corrupción política han mermado en parte este liderazgo, todavía no logran romper la tendencia que nos posiciona como un país serio, responsable y con una ciudadanía activa y poco tolerante a este tipo de prácticas reñidas con la ley y la ética.
De hecho, la sociedad civil ha canalizado en las redes sociales su indignación, obligando al establishment a tomar medidas ante el destape de estos casos. Esta acción reactiva ha motivado la creación de movimientos proactivos, que buscan canales institucionales para transformar la protesta en acción.
En este contexto, el sector moda no puede ser indiferente, ya que su industria ha demostrado que más allá de su componente visual en la comunicación de sus productos, encierra una realidad oscura, que esconde explotación laboral y contaminación del medio ambiente.
Por lo mismo, todo aquel que compra ropa sin conocer su origen puede llegar a transformarse en cómplice de este tipo de situaciones, e incluso ver afectada su salud, debido a la cantidad de químicos que se utilizaron en el proceso de producción y que nadie sabe científicamente que impacto tiene en nuestro cuerpo (recuerden que la ropa es nuestra "segunda piel").
Si bien la moda de autor nacional ha intentado tomar la batuta dando a conocer quiénes están detrás de su cadena de valor, existen muy pocas marcas del retail chileno, que están trabajando en este aspecto. Es más, la Conciencia Celeste de tiendas Paris, donde hay un compromiso asociado a la auditoría de proveedores, podría ser el único caso destacado dentro de un pequeño "mar de empresas" que navega en medio de un silencio que desconcierta.
Las cifras internacionales lo ratifican. Según el Fashion Transparency Index del movimiento Fashion Revolution, solo 11 empresas –de 40 analizadas- muestran evidencia de trabajar para mejorar las condiciones laborales en los países proveedores con los sindicatos, la sociedad civil y las ONG.
En este sentido, como consumidores – ciudadanos no podemos tener un doble estándar. Si demandamos transparencia, ella debe ser para todo, incluso para actos tan cotidianos como el vestir, que hace rato dejó de ser inocente.
Se han preguntado qué pasaría si diariamente 100 personas preguntaran en las tiendas y/o redes sociales cómo y quiénes crearon esos productos. Sin duda, no sólo podríamos tomar decisiones de compra más responsable y consciente, sino también aportaríamos a disminuir a la opacidad en torno al sector, transformando a Chile no sólo en ejemplo de transparencia en los negocios, sino también en los procesos productivos.
No podemos esperar que los "grandes" y/o "poderosos" nos muestren su backstage. Hoy somos nosotros los llamados a hackear los círculos de impunidad y vestir con ropa que sea sinónimo de vida, crecimiento y progreso, confinando al olvido a aquella que transita entre la muerte y la inmundicia corporativa.
¿Te animas a preguntar, a viva voz, quién hace tu ropa?