[COLUMNA] Sofía Calvo: Propósitos para un 2018 de consumo de moda consciente
Nuestro país sería uno de los más afectados por el cambio climático según el Índice de Riesgo Climático Global, no puede sernos indiferentes.
Aunque nos cueste pensar en la moda como una materia de "interés público", el 2017 nos demostró que puede ser una excelente herramienta, no sólo para visibilizar grandes causas sociales, sino también revolucionar nuestro entorno en un contexto de cambio climático casi irreparable. Ad portas de iniciar el 2018, te entrego algunas ideas para que puedas hacer de tu ropa un sinónimo de quien eres.
Este año no me he cansado de repetir que "el acto de vestir dejó de ser inocente". No sólo porque tenemos demasiada información disponible como para hacernos los locos respecto a cómo se ha hecho nuestra ropa, sino también porque nuestro "mal consumo" ha transformado a la moda en la segunda industria más contaminante del mundo.
Para quienes vivimos en Chile, este último aspecto no puede sernos indiferentes, ya que nuestro país sería uno de los más afectados por el cambio climático según el Índice de Riesgo Climático Global. Esto supone que si bien la mayoría de los centros de producción de la moda están en Asia, sus malas praxis podrían afectar nuestro cotidiano de forma insospechada.
En ese sentido, para el 2018 deberíamos proponernos pequeñas acciones, nada de pomposas, pero muy significativas, que además de ser un grano de arena en la creación de una industria de la moda más limpia y justa, nos ayudarán a adquirir ropa que realmente tenga que ver con nosotros y no sólo sea una respuesta a una tendencia pasajera o una necesidad global de la que no nos sentimos parte.
¿Ejemplos? Trataré de orientarlos según el ciclo clásico de compra de una prenda.
Revalorar lo que ya tenemos
A veces, la solución no está en comprar algo nuevo, sino en revalorar lo que ya tenemos, actualizarlo y resignificarlo. En Youtube está repleto de tutoriales para lograr este objetivo. Alargar la vida de una prenda es sinónimo de menos basura textil, y por ende, menos contaminación.
Mirarnos más al espejo
Si creemos que necesitamos ropa, entonces tratemos de elegir aquella atemporal, que responda al presente y futuro, y además potencie nuestra identidad. No siempre la tendencia del minuto logra estos objetivos, tratemos de conocernos y mirarnos más al espejo para descubrirnos. El espejo no fue creado para reafirmar nuestro defectos, sino para poder mirarnos como queremos que otros lo hagan.
Buscar antes de comprar
El 2018 no podemos decir "que no sabíamos" o "no teníamos información". Hoy TODO está en Internet para ser encontrado, por lo tanto, antes de buscar nuestro "objeto del afecto fashion" googleemos los ranking internacionales de las marcas más transparentes en términos ambientales y sociales. El Fashion Transparency Index creado por Fashion Revolution puede ser una buena puerta de entrada, si queremos comprar marcas internacionales.
Revisar las etiquetas y exigir transparencia
La única manera de saber dónde se hizo nuestra ropa –en términos muy generales- es mirando la etiqueta. Si bien esa información casi siempre es insuficiente, tratemos de privilegiar marcas que nos puedan contar su proceso sin excusas, porque "el que nada hace nada teme".
Cuidar la ropa
El 25% de la huella de carbono de la ropa proviene de la manera en que la cuidamos. Por lo mismo, el 2018 tenemos que respetar las instrucciones de lavado y tratar al vestuario como esa herramienta que expresa nuestra identidad. Si cuidamos la ropa no sólo tendremos menos necesidad de comprar ropa nueva, sino también ahorraremos y podremos gastar ese dinero en actividades que nos permitan lucir esas prendas, que a veces ni siquiera logran ser estrenadas.
Con cada uno de estos propósitos lograrás que la moda no sólo sea un aspecto significativo en tu vida, sino que toda una industria quiera hacer las cosas bien, no sólo por marketing, sino por convicción.
¿Te anotas en el check list?