¿Sexo en Semana Santa? El mito del castigo divino que sigue vigente

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El mito de que no se puede tener relaciones sexuales en semana santa viene de hace muchas generaciones. Pero, ¿pueden ser castigados divinamente?

La Semana Santa es una de las celebraciones más trascendentales en el calendario cristiano, dedicada a conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Durante estos días, los fieles se sumergen en un período de profunda reflexión, recogimiento espiritual y oración, lo que a menudo se acompaña de restricciones en las prácticas cotidianas, entre ellas, no mantener relaciones sexuales durante estos días, ya que es un tiempo para la meditación sobre los sacrificios de Cristo y el fortalecimiento de la fe.

 

 

Sin embargo, más allá de los rituales y el profundo simbolismo religioso, la Semana Santa también está envuelta en creencias populares que, aunque no forman parte de la doctrina oficial de la Iglesia, se han transmitido de generación en generación, conformando mitos que han perdurado a lo largo del tiempo.

 

 

Uno de los mitos más persistentes de esta festividad está relacionado con la sexualidad. Para muchos creyentes, mantener relaciones sexuales durante la Semana Santa, y particularmente el Viernes Santo, es considerado un acto gravemente pecaminoso. En algunos sectores, incluso circulan versiones extremas que aseguran que quienes tengan sexo en estas fechas pueden ser castigados divinamente, llegando a la creencia de que las personas se quedarían "pegadas" durante el acto, como una especie de castigo sobrenatural.

 

 

A pesar de la fuerza que esta creencia sigue teniendo en algunas comunidades, la Iglesia Católica no tiene una doctrina oficial que prohíba las relaciones sexuales durante la Semana Santa. Expertos en estudios religiosos, como los consultados por el portal especializado Aleteia, aseguran que esta idea no tiene base en las enseñanzas de la Iglesia. De hecho, investigaciones históricas, como la llevada a cabo por la Universidad Loyola de Nueva Orleans, señalan que la creencia de la abstinencia sexual durante la Semana Santa comenzó a difundirse entre los siglos XIV y XV, en paralelo a una notable disminución de la natalidad inmediatamente después del periodo de Cuaresma.

 

 

Según estas investigaciones, la prohibición de las relaciones sexuales en la Semana Santa no tiene un fundamento eclesiástico, sino que se originó como una expresión cultural. En ese contexto, la idea de evitar el sexo durante esta época se interpretó como un acto de respeto hacia la solemnidad de los momentos litúrgicos, especialmente el Viernes Santo, día que recuerda la crucifixión de Jesucristo.