¿Cómo evitar trastornos de apego entre madres e hijos?

Por Macarena Carrasco @maca__carrasco | Martes, 31 de Julio de 2018
¿Cómo evitar trastornos de apego entre madres e hijos?

Cuando se acerca el momento de convertirse en madre, el sueño platónico del apego se hace más palpable. Querer estar "pegaditos", atender lo mejor posible las necesidades del niño, sentirse llena de amor y energía, son parte de ese sueño idílico que no siempre se cumple.

Si bien el comportamiento del apego, según la teoría, es una necesidad fundamental de la esencia biológica, emocional y social, determinante para el contacto, la protección y la regulación en momentos donde predomina el estrés, éste no siempre se lleva a la práctica.

Según los expertos, para lograr lo que propone la teoría, se debe comenzar a trabajar en el proceso de gestación promoviendo y facilitando la vinculación intrauterina, la que seguirá nutriéndose en el puerperio y el resto de la vida, por lo tanto, el cuidado de la salud mental de la madre o figura de apego es fundamental.

Esto último adquiere especial relevancia considerando que el postparto es un período de gran susceptibilidad para la reciente mamá, esto debido a alteraciones hormonales, pero también a las nuevas demandas, por ejemplo, lo que significa el cuidado a tiempo completo de un recién nacido y otros factores psicosociales que están también involucrados 

Existe un periodo post parto que se llama "baby blue", que corresponde a los primeros 10 días post parto en que puede aumentar esta angustia e irritabilidad y eso -en general- en psiquiatría se considera "normal". Cuando estos síntomas perduran en el tiempo, es necesario estar alerta ante una posible depresión post parto, un trastorno que altera el vínculo con el bebé de diversas maneras y puede generar alteración en el apego. Ahí hay que consultar con un especialista en salud mental.

A lo anterior hay que sumar lo difícil que a veces se hace pedir ayuda ya que nuestro rol social no nos permite sentirnos mal como madre, y esto tranca o dificulta una atención adecuada cuando es necesaria.

En países donde no existe depresión post parto, se debe a que se da un importante apoyo social y familiar a las mujeres con la idea de que la madre pueda maternar. Aquí combran especial relevancia las redes de apoyo ya sea de mujeres, amigos o familia.

También se insta a compartir roles, en especial con la pareja:

• La crianza es de ambos, ¿Qué es lo que no puede hacer el padre? Dar pecho, pero todo el resto sí lo puede hacer sin problemas.

• Disfrutar de tu bebé, de su olor, de sus sonrisas, de dormir juntos, dejar la "responsabilidad doméstica" para otro momento.

• También disfrutar de momentos a solas, continuar con un hobby, salir a pasear, duchas largas.

La salud mental de la madre no depende sólo de la madre o de lo que ella pueda hacer para estar mejor, depende de la pareja, de los amigos, de la familia y sin duda de la sociedad.

Tipos de apego

La psicóloga Mary Ainsworth, autora de 'Teoría del apego', establece cuatro patrones: 

• Apego seguro. Caracterizado por un niño que se siente seguro, entendido y tranquilo para experimentar el desarrollo óptimo de su sistema nervioso.

• Apego inseguro evitativo. Los lactantes presentan conductas de distanciamiento, no lloran al separarse de la madre o figura de apego, suelen concentrarse en el juego y evitan el contacto cercano, predominando emociones de ansiedad, rabia, miedo y desconfianza.

Apego inseguro ambivalente. Los menores presentan reacciones fuertes a la separación, actitudes ansiosas y de protesta como llorar y aferrarse, suelen mostrar preocupación, rabia, no se calman con facilidad y no retoman el juego o exploración.

• Apego desorganizado. Muestran conductas desorientadas en presencia de su madre o figura de apego.

¿Cómo lograr un apego seguro y saludable?

El Psicólogo chileno Felipe Lecannelier, especialista en temas de apego, propone en su libro 'A.M.A.R.' ciertas habilidades que hay que desarrollar durante la crianza para favorecer el apego saludable con los hijos:

Aprender a atender las reacciones del niño.
Mentalizar, es decir, empatizar con lo que le ocurre sin descalificarlo.
Automentalizar, saber distinguir en nosotros lo que sentimos por los niños.
• Regular, aprender a aplicar estrategias respetuosas que no estresen y provoquen inseguridad en ellos.

Fuente:Equipo docente de la carrera de Obstetricia de la Universidad San Sebastián.

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