Investigación confirmó que el chisme es bueno para la salud

La práctica del chisme ha sido un fenómeno ampliamente extendido a lo largo de la historia en la mayoría de las sociedades.

Compartir información, rumores o detalles sobre la vida de otras personas suele ser algo que las personas hacen con gran naturalidad, ya sea por curiosidad, entretenimiento o incluso como forma de establecer conexiones sociales.

Si bien el chisme tiene una mala reputación, ya que puede implicar divulgar aspectos privados sin el consentimiento de las personas involucradas y la información a menudo se distorsiona o exagera, un nuevo estudio científico revela que esta práctica ancestral también tiene beneficios para la salud.

Según una investigación realizada por la Universidad de Pavía, el cerebro tiende a generar más oxitocina, la denominada "hormona de la felicidad", cuando las personas cuentan chismes o hablan sobre otras. Este mismo efecto también puede observarse en otros momentos como cuando se besa o abraza a alguien.

Los investigadores también encontraron que el acto de contar un chisme ayuda a reducir la segregación de cortisol, otra hormona asociada al estrés.

"Nuestros hallazgos sugieren que la oxitocina puede representar un posible correlato hormonal del comportamiento de los chismes", explica el estudio publicado en ScienceDirect.

La oxitocina es una hormona que produce efectos relajantes y anti-estrés, disminuye la actividad del sistema nervioso simpático y genera bienestar y relajación.

Además, es un importante modulador de las emociones y comportamientos sociales, facilitando procesos como el amor, la memoria, la regulación de la ira y la agresión, y disminuyendo la ansiedad y el miedo, e incrementando la confianza, la empatía y la generosidad.